Escribo este boletín con la certeza absoluta de que va a necesitar una segunda parte. Puede que incluso una tercera.
¿Por qué dan tanto miedo los niños en las películas de terror?
Porque suponen la máxima aberración y corrupción: la unión de la inocencia y ternura que representa un niño con la sangre, la violencia y el dolor que genera. "Holy terrors" es el término que se utiliza para describir estas circunstancias[1].
Nos choca.
Nos impacta ver a un niño de poco más de un metro de altura cometiendo asesinatos, comportándose como un criminal, hablando con la voz del diablo.
Algo nos dice que no es natural y por eso nos perturba, nos causa rechazo.
Mucho más cuando no solo es un asesino, sino que contiene dentro de sí una naturaleza demoníaca o sobrenatural que lo despoja incluso de su humanidad.
El niño ya no es alguien a quien cuidar, sino de quien cuidarse.
En definitiva, cuando hablamos de lo monstruoso en los niños, hemos de tener en cuenta que supone un desquiciamiento estructural. El infante es arrancado del lugar inocuo en el que ha sido puesto, como entidad que requiere protección y cuidados, y se revela de pronto como una amenaza [2]

Por otro lado, están los niños que también nos dan un poco de miedo, pero que no son malvados, sino instrumentos que el poder maligno usa para manifestarse (Regan en El exorcista) o el medio de salvar una situación debido a sus poderes (Danny en El resplandor).
Estos niños no es que den miedo per se. Más bien se debe a que su presencia o comportamiento nos advierten de que algo va a ocurrir.
A final, el terror procede de la cotidianeidad, de aquello que es familiar y que, de repente, se deforma y se convierte en una amenaza.
Recuerda que no solo los niños son una figura recurrente en el terror: ¿qué me dices de los ancianos, que pasan de ser entrañables a seres corruptos y sádicos? (Hablaré de ellos próximamente 💡)
Pasemos a conocer a alguno de estos niños. Sé que me faltan bastantes, así que te animo a dejarme sugerencias en los comentarios para una segunda parte.
Damien Thorn - La Profecía
Damien es uno de los personajes más emblemáticos del cine de terror. En La Profecía (1976), interpretado por Harvey Stephens, se revela que es el hijo de Satanás y el Anticristo. Desde su nacimiento, eventos trágicos y misteriosos rodean su vida, como el suicidio de su niñera y la muerte de un sacerdote que intentó advertir a su padre adoptivo, Robert Thorn.
A medida que Damien crece, su naturaleza demoníaca se manifiesta, convirtiéndolo en un ser aterrador que acaba con las vidas de quienes amenazan su existencia.
Esther - La Huérfana

En La Huérfana (2009), Esther es una niña adoptada que parece dulce e inocente, pero oculta un oscuro secreto: en realidad es una mujer adulta con un trastorno que la hace parecer una niña. Su comportamiento manipulador y violento la convierte en una figura inquietante que aterroriza a su nueva familia.
Danny Torrance - El Resplandor
Danny, el niño de El Resplandor (1980), posee habilidades psíquicas que le permiten comunicarse con un amigo imaginario llamado "Tony". Esta conexión lo lleva a experimentar visiones perturbadoras y eventos sobrenaturales en el hotel Overlook, donde su inocencia contrasta con el horror que lo rodea. Por cierto, si quieres saber qué fue de Danny, échale un ojo a Doctor Sueño.
Isaac y Malachai - Los Niños del Maíz
En Los Niños del Maíz (1984), Isaac y Malachai son líderes de un culto infantil que asesina a los adultos en su pueblo. La premisa se basa en la idea de que los niños nacidos durante un eclipse solar tienen una conexión sobrenatural, lo que los convierte en figuras aterradoras.
Regan MacNeil - El Exorcista
Regan, interpretada por Linda Blair en El Exorcista (1973), es poseída por un demonio, lo que transforma su comportamiento y apariencia. Su lucha contra la posesión es una de las representaciones más impactantes del horror infantil en el cine, destacando la pérdida de inocencia y la lucha entre el bien y el mal.
Más allá de su aspecto, la ironía, las palabrotas y las referencias sexuales provocan un shock al pensar que, en realidad, tan solo es una niña. Por cierto, si quieres saber cómo continuó la historia de Regan, te recomiendo ver la serie El exorcista, al menos la primera temporada.
Y ahora… vamos a ver por qué ese niño en pijama mira fijamente a la pared…

Había luz en el cuarto de Alberto.
Con un suspiro de resignación, Lucía se levantó del sofá para ir a ver qué pasaba.
Imaginó que se trataba de nuevo de aquel amigo invisible. El médico les había advertido que era normal a su edad. Que no se preocuparan.
Pero esta vez fue diferente.
Alberto no estaba sentado en su cama, esperándola como siempre.
Estaba en pie, mirando la pared. Quieto. Inmóvil. Con los ojos fijos.
—¿Qué haces? Es muy tarde y mañana hay colegio.
Alberto no respondió. Ni parpadeó siquiera.
Al acercarse a él, vio que murmuraba algo que no llegó a entender.
—¿Qué te pasa? ¿Estás bien?
Entonces, el niño volvió el rostro hacia ella.
—No soy yo quien está mal.
La voz no era la suya.
En ese momento, la pared crujió.
Y algo la atravesó.
López Lizana, A. (2023). Niños monstruosos en el cine de terror español. Una propuesta clasificatoria. Entropía, 2, 147–172. Recuperado a partir de https://revista-entropia.com/ojss/index.php/entropia/article/view/v2-7 (Original work published 18 de febrero de 2021)
González Dinamarca, Rodrigo Ignacio. “Los niños monstruosos en El Orfanato de Juan Antonio Bayona y Distancia de rescate de Samanta Scweblin”. Brumal. Revista de investigación sobre lo Fantástico, vol.VOL 3, no. 2, pp. 89-106, https://raco.cat/index.php/Brumal/article/view/303908.
Desde que soy padre, cuando entran en juego niños... Lo paso mucho peor...ya sea como víctimas o como verdugos😅🫣