40. Cómo parecer un vampiro
Ojo a quién te quieres parecer porque puedes acabar en sitios inhóspitos… como la cárcel.
Cuando era muy joven quería ser una vampira.
Creo que casi todos los amantes del terror hemos pasado por esa fase de querer ser sobrenatural.
A mí me coincidió con los meses que pasé devorando todas las crónicas vampíricas de Anne Rice.
También coincidió con mi época más gótica en la que los fines de semana salía por los garitos siniestros de Madrid con mi ropa negra, mis pulseras de pinchos, mis ojos maquillados y demás.
Aunque yo quería ser una vampira, me limitaba a fantasear con ello y poco más.
No podía llevarlo a la vida real en primer lugar porque mi trabajo de cara al público en una tienda de flores y plantas no me lo permitiría.
En segundo lugar, porque a mis padres les habría dado un infarto.
Hay gente que lo lleva más allá, como hizo Richard Chase en Sacramento, California, a finales de los años 70.
El vampiro de Sacramento
Al parecer, el hombre era hipocondríaco.
Pero hipocondríaco de los de verdad, no de los que estornudan y creen que van a morir de COVID.
Hipocondríaco hasta el punto de pensar que su corazón se paraba de vez en cuando.
Súmale adicción a las drogas y al alcohol y quizá no te extrañe si te cuento que se dedicaba a matar animales para comérselos crudos o mezclarlos en una licuadora con Coca Cola para que su corazón no se encogiera.
Fue internado varias veces y en uno de los hospitales psiquiátricos en los que estuvo lo apodaron “Drácula” por la fijación que tenía por la sangre.
Cazaba pájaros y se bebía su sangre, incluso les sacó sangre a unos perros con una jeringuilla que había robado.
De ahí a asesinar humanos para beberse su sangre no hizo falta mucho.
Sin embargo, su esquizofrenia paranoide sin tratar le llevó a hacer cosas mucho peores que beber sangre de humanos: tuvo sexo con cadáveres y se comió a un bebé crudo.
Fue condenado a muerte.
Sus crímenes fueron tan violentos y desmesurados que el juez rechazó el argumento de problemas mentales que presentaron sus abogados para cambiar la condena de muerte por una cadena perpetua.
Fue entrevistado en televisión y afirmó que había matado a sus víctimas para mantenerse con vida.
Los compañeros de la prisión le tenían miedo. Los guardias intentaron persuadirle de que se suicidara para no verlo más por ahí.
Lo consiguieron. Richard apareció muerto en su celda el 26 de diciembre de 1980 por una sobredosis de antidepresivos.
Pocos años después salió una película sobre la historia del vampiro de Sacramento, Rampage (1987), dirigida por William Friedkin.
¿Que de qué te suena ese nombre? De que también es el director de El Exorcista.
Ojo, y música de Ennio Morricone.
Aquí tienes el tráiler:
Ahora guardemos la espeluznante historia de Richard Chase en el cajón.
Se escuchan pasos y no queremos darle ideas a algún desubicado…
Claro que no soy humano.
¿No me ves? Mi piel es blanca, casi transparente. Mira qué ojeras tengo. Y me molesta la luz del sol. Por eso en casa siempre tengo las persianas bajadas.
Además, me siento diferente al resto del mundo.
Mi conciencia es más elevada que la de los demás.
Miro por encima de los límites de la vida. Soy inmortal.
Cuando salgo por la noche, la gente se ríe, bebe y baila sumida en una profunda superficialidad, si es que esa expresión tiene algún sentido.
No son conscientes de lo breve que es su vida.
Tampoco saben explotarla al máximo para extraer toda su esencia y paladearla hasta la última gota.
No es mi culpa si soy un ser superior a ellos.
Por eso cada noche elijo a una chica y me la llevo a casa.
Me gusta que tengan cara de niña, que sean ingenuas, que sonrían mucho.
Es muy excitante ver el horror en sus rostros cuando ven mis colmillos.
Aunque al final siempre tengo que rematarlas con un cuchillo…
—Claro, tío, es que no eres un puto vampiro, cállate ya.
Miro al dueño de esas palabras.
Mi compañero de celda no hace más que molestar y al final tendré que matarlo.
Ya lo intenté una vez, pero estoy debilitado porque no puedo beber sangre.
—Estás débil porque no quieres comer, gilipollas.
Me enerva. Pero debo mantener la calma. Tengo toda la eternidad por delante…
—Que te calles.
Rafael Puntos no, Rafael Pintos...cosa del corrector 🙄🙄🙄
Échale un vistazo a la historia de Rafael Puntos, el vampiro gallego... Un personaje peculiar, uno de los buenos, si es que los hay ..